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La soledad es mucho más que no tener compañía. Aunque para muchos implique tristeza y una sensación de indefensión, para otros es un privilegio y una oportunidad para explorar los misteriosos territorios del yo, de aquello que la bulla del mundo y la compañía esconden. Jesús y Fernando tratan de diseccionar este privilegio de auto encuentro, como una vía al conocimiento de uno mismo, la introspección, la meditación, y otros placeres del cuerpo y el espíritu.

La soledad nos hace visionarios, soñadores, creativos, exploradores, filósofos; y nos lleva al lugar más lejano, más peligroso, pero a la vez fascinante: hacia uno mismo.

 

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